Con el pasar del tiempo se ha vuelto muy popular a nivel mundial, practicándose en más de 90 países alrededor del mundo.
Las primeras formas conocidas de jugar a los bolos se remontan al antiguo Egipto, con dibujos murales que representaban bolos encontrados en una tumba real egipcia fechada en el 5200 a. C.
En el Imperio Romano se desarrolló un juego similar entre los legionarios romanos que consistía en lanzar objetos de piedra lo más cerca posible de otros objetos de piedra, que acabó evolucionando hasta convertirse en la boccia italiana, o bolos al aire libre.
Las primeras reglas estandarizadas para los bolos fueron establecidas en la ciudad de Nueva York, en 1894. Actualmente, este deporte lo practican 95 millones de personas en más de 90 países alrededor del mundo.
El medallero histórico está liderado por Estados Unidos, delegación que ostenta 23 preseas de oro.
La bola es esférica y dispone de tres agujeros, de forma tal que pueda ser tomada con poca fuerza. El peso de esta bola suele estar entre 4,08 y 7,25 kg y su diámetro es de 218,3 mm.
La pista tiene unas dimensiones de 19,20 m de largo por 1,06 m de ancho y una zona de aproximación que tiene como mínimo 4,60 m.
Una partida típica de bolos consiste en 10 juegos o tiradas donde cada juego consta de dos lanzamientos, a menos que se realice un pleno (derribar los 10 bolos con un solo tiro de la bola).
Para competir se necesita un mínimo de dos jugadores, y cada uno de ellos intentará derribar el mayor número de pinos posibles.
Este deporte ha sufrido muchos cambios a lo largo del tiempo, lo que lo convierte en uno de los más exigentes en cuanto a preparación intelectual, ya que deben medir los ángulos de lanzamiento, efecto y velocidad.
