El debut del taekwondo parapanamericano se realizó este jueves, con un buen número de asistentes de todas las edades; sin embargo, hubo una alta asistencia de niños, quienes en muchos casos vivieron por primera vez la experiencia de ver en directo competencias de este nivel.
“Esa es la de Argentina. La segunda no la conozco (Aruba), pero después vienen Brasil, Colombia y Cuba”. Eso escuché en la tribuna trasera. Se trataba de Agustina, quien a sus cortos siete años mostró facilidad para conocer las banderas del continente.
Su presencia en el Centro de Deportes de Contacto no fue azarosa. Hace cuatro meses, gracias a su amistad con su compañero de curso, Maximiliano (8), conoció el taekwondo, interesándose de inmediato. Poder ver en vivo estos combates será aprendizaje para su incipiente carrera deportiva, la que la ha llevado a recibir el cinturón blanco de punta amarilla, segundo nivel de experiencia en este arte marcial.
La pequeña sabe de geografía y de patadas. “Mi compañero iba a karate, luego me invitó al taekwondo y me gustó porque se parecen. Me gustaría competir en esto cuando sea más grande. Me gustan también las banderas”, narró la nóvel atleta curacavina.
Esta conversación se llevó a cabo bajo la atenta mirada de sus padres, Claudia Morales y Francisco Mella, quienes no escondieron su orgullo respecto al crecimiento que han visto en su hija desde que probó en el taekwondo.
“Lo practiqué en mi infancia por dos años. Estoy feliz porque, primero que todo, es una muy linda disciplina. La doctrina que ellos inculcan es muy buena, porque se enseña sobre el respeto y sobre ser estructurado. Para mí es una moneda de cambio. Si ella quiere entrenar, también tiene que estudiar, y si en el futuro quiere llevar a cabo una carrera, yo la voy a apoyar feliz, ya sea en Chile o en el extranjero”, explicó chocho su padre.
Los jóvenes peleadores vieron Para taekwondo toda la mañana. (Foto: Santiago 2023 vía Photosport).
UN CAMPEÓN EN CIERNES
Maximiliano fue el “culpable” de que Agustina se acercara al mundo de los tatamis y las patadas. Con solo ocho años, ya se le podría considerar un experimentado taekwondista, que ya no solo ve este deporte como un pasatiempo, sino que lo considera una competición.
También presente en el Centro de Deportes de Contacto, el pequeño artista marcial nos comentó, con un alto grado de madurez por cierto, que “ya tengo el cinturón camuflado, estoy un poco más avanzado. Me hace bien hacer deporte, me gustan las patadas y los puntos, me hace sentir más feliz y con más fuerza”.
Maximiliano viene de ganar su primera medalla en su debut en competencias oficiales, lo que significó un fuerte impulso a su naciente trayectoria, después de un año y medio entrenando. No obstante, el mayor premio de estos últimos meses debe ser la imagen a continuación:
Agustina y Maximiliano pudieron compartir con el argentino Leandro Fernández. (Foto: Carlos Ramírez Salazar).
Los dos pequeños taekwondokas pudieron sacarse una fotografía con Leandro Fernández, deportista argentino, quien un par de minutos antes había vencido a su par peruano William Fernández.
El trasandino aprovechó la oportunidad para dejarle una enseñanza a las futuras estrellas de las artes marciales chilenas: “Hay que vivir el esfuerzo de la constancia. Hay veces que uno se siente muy cansado y quizás las piernas y el cuerpo no dan más, pero hay que trabajar la mente que debe decir ‘sí, puedo’. El cuerpo va a ir donde quiere la mente”.
Con una enseñanza en primera persona de uno de los mejores exponentes continentales del Para taekwondo, ambos niños volverán a su natal Curacaví para seguir desarrollándose. Quién sabe, tal vez en 20 años más sea a ellos a quienes entrevistemos y les pidamos un consejos para la nueva generación.
Escrito por: Carlos Ramírez Salazar.