Cerca de 500 niños viven una mañana inolvidable mirando baloncesto en silla de ruedas

Un emocionante partido entre la escuadra nacional y la colombiana reúne a escolares, profesores y deportistas. La jornada destaca por el entusiasmo y admiración por la destreza y rapidez de la disciplina.

“¡Vamos, Chile!”, “¡Ce-hache-i!”, son los gritos que colman el Polideportivo 1 del Parque Estadio Nacional, expresados por cerca de 500 niños que alientan a la selección nacional de baloncesto en silla de ruedas, en su disputa contra Colombia por el quinto puesto.

Esta mañana dejará una huella imborrable en los corazones de los estudiantes. Sus ojos brillan con curiosidad y emoción al ver la cancha y a las jugadoras usuarias de silla de ruedas, con la energía vibrante que caracteriza a este deporte colectivo. 

En la previa al partido, cuando las basquetbolistas calientan, Víctor Fernández, profesor de Educación Física del colegio La Fontaine, de Ñuñoa, dice que “a nosotros nos inspira venir, porque creemos que el deporte enriquece, une comunidades y qué mejor que venir a esta sede a disfrutar de lo mejor de América”.

El momento cumbre llega cuando todos, con sus manos en el corazón, entonan el himno de Chile. La emoción se refleja en sus rostros mientras corean cada palabra y verso. La música se detiene, hay silencio, pero los niños continuaron a capella, mientras las basquetbolistas miran con orgullo la bandera. 


Las nacionales cantan el himno emocionadas y mirando la bandera patria.

La fiesta sigue. “¡Pero agarra la pelota!”, “¡Nooooo, no te caigas!”, continúan los estudiantes. Graban con sus celulares, se toman selfies y algunos dirigen la barra. Martina Olivos recibe una falta por parte de una de las colombianas. “¡Oooooooh!”, gritan en las graderías. “¡Al fin nos cobran una!”, señala una eufórica niña.

Dentro del público están 38 alumnos del colegio Bicentenario Santo Cura D’Ars, de San Miguel, que pertenecen al taller de básquetbol de su establecimiento y que disfrutaron del vóleibol en el Arena Parque O’Higgins.

“Esto es algo que nunca había visto”, comenta Simón Acevedo, de primero medio. “Son ejemplos a seguir quienes compiten en silla de ruedas”, dice su compañero Baltazar Flores. “Todos podemos hacer deporte, es único”, agrega Juan Soto, quien empezó a hacer básquetbol hace cinco meses. 

El baloncesto en silla de ruedas sigue capturando la atención de los escolares, quienes miran asombrados los pases, las cestas y las muestras de habilidad y rapidez que tienen las jugadoras. Cada asistente se llevará algo imborrable, de una jornada que inspira y emociona. 

Por: Pablo Apablaza.
Fotos: Javier Vergara/Parapanamericanos 2023 vía Photosport.

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