“¡Quítela, papi!”. “¡Dése vuelta!”. “¡Usted está de frente rey, péguele!”. Así grita Jonathan Ramírez (28), tercer arquero de la selección colombiana de fútbol para ciegos. No está entre los tres palos, sino detrás de la portería mexicana, dándole indicaciones a su equipo cuando ataca. Hace dos años que cumple también el rol de guía, un elemento fundamental para encontrar el gol en este Para deporte.
El público está silente, un tanto nervioso. Apenas se escucha el cascabel del balón y las órdenes cruzadas. Su ansiedad se torna en esperanza cuando los equipos se acercan al área contraria, caen los lamentos si las jugadas no llegan a buen puerto.
Sin embargo, Jhon González (26), la figura de la tarde, se matricula con un golazo. Así recuerda su fuerte remate que pegó en el techo de la meta: “Me estaba moviendo para la valla derecha, el guía me dice que me mueva y la pida. Ya cuando doy el paso hacia la derecha, me tiran el balón hacia el centro, corro y ahí los dos mexicanos se enredan, me queda el balón en los pies y lo primero que pensé era patear duro, que si el arquero le metía la mano se la iba a quitar. Pateé con el alma”.
La bella anotación de González significa su doblete personal, el 3-0 definitivo ante México y la segunda victoria consecutiva de Colombia. Jonathan salta al campo de juego y se abraza efusivamente con su amigo. La grada explota, agradece el espectáculo. Ramírez, oriundo de Bogotá y dedicado a este Para deporte desde los 12 años, habla de su importante función: “Es una responsabilidad bastante grande. De todas maneras, voy con la confianza de mis compañeros de que van a hacer un buen papel y que ante todo van a recibir las especificaciones que uno les da en ese momento”.
Jhon González (izquierda) y Jonathan Ramírez (derecha), el goleador y el guía de la selección colombiana de fútbol para ciegos (Foto: Vicente Vásquez Feres).
De todos modos, reconoce que jugar de arquero es más fácil que guiar detrás del pórtico, entre medio de un montón de instrucciones que provienen de la banca y el equipo rival, pues tiene más control de la situación y debe dar órdenes defensivas. Son sus primeros Juegos Parapanamericanos y dice que “el recibimiento ha sido excelente. Estoy muy contento porque estamos haciendo bien las cosas y esperamos seguir haciéndolo”.
Colombia sale de la cancha ubicada detrás del Centro de Deportes Paralímpicos cantando al ritmo de la música puesta por el DJ. Entre Jonathan y Jhon hay otro abrazo más, un reconocimiento mutuo de talento y trabajo en equipo. “Más o menos”, dice el goleador, sonriendo y bromeando sobre las instrucciones de su compañero. Después, habla en serio: “No, Jonathan guía muy bien. Desde que llegó al equipo nos da un plus, es siempre la alegría del equipo, el que está aquí apoyándonos, motivándonos y pues obviamente en el arco es muy importante para nosotros”.
Una de las imágenes más icónicas en el fútbol para ciegos es la ejecución de un tiro libre. Antes del término del partido, en cada ocasión Jonathan golpeó los palos, que emiten un sonido metálico muy fuerte. “¡Este es el palo izquierdo!”, grita. Unos segundos después: “¡Este es el palo derecho!”. Jhon apunta con sus brazos el centro del arco y su amigo le dice: “¡Sí rey, ese es el centro!”
Este asunto tiene que ver con el futuro. “Normalmente lo hago con una caña de bastón y en ese momento improvisamos con una moneda de 100 pesos chilenos. Es la cábala por el momento y nos está yendo bien”, asegura el guía.
Escrito por: Vicente Vásquez Feres.
Foto principal: Andrés Piña vía Photosport.
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