Hitos

El orgullo de izar la bandera de un país visitante

Cuatro jóvenes pertenecientes a las filas de la Fuerza Aérea de Chile nos contaron su experiencia participando en las ceremonias en que los pabellones patrios de las delegaciones en competencia en los Parapanamericanos llegan al tope del mástil. Son las palabras de Exequiel, Rodrigo, Joaquín y Francisco.

Caía el atardecer en la Villa Parapanamericana y, una tras otra, las banderas de los 33 países participantes de la cita comenzaban a erigirse en el aire, flameando con el fuerte viento que a esa hora del martes 14 de noviembre soplaba en Cerrillos.

Exequiel Arredondo, Rodrigo Romo, Joaquín Hinojosa y Francisco Elgueda son cuatro jóvenes miembros de la Fuerza Aérea de Chile que forman parte del equipo que ha ayudado, desde los Juegos Panamericanos, a izar las banderas de los países que visitan Chile para participar de la justa deportiva.

Como uniformados, entienden la importancia que tiene el pabellón patrio, especialmente en ceremonias solemnes como estas. “Es un orgullo izar las banderas de otros países, ya que al ser Chile la sede, tenemos que tener la prestancia necesaria para que, quienes nos visitan, se sientan cómodos y orgullosos al ver levantarse sus emblemas”, narró Elgueda.

Un gesto republicano que mucho tiene que ver con la hospitalidad que nuestro país, como organizador, está brindando desde hace más de un mes a las delegaciones internacionales.

Así lo entiende Rodrigo Romo, quien junto a su camarada Exequiel tuvo que elevar el pabellón de Costa Rica. “Es bastante solidario y, creo, gratificante para ellos. Que nosotros lo hagamos bien tiene un significado, porque vienen de muy lejos para participar de esta competencia. Me hace sentir orgulloso”, señaló.

Por su parte, Joaquín Hinojosa fue parte de la cuadrilla a cargo de la bandera de Puerto Rico, y al conversar con nosotros, hizo hincapié en el valor del símbolo patrio, indicando que “es el emblema más alto que tenemos los uniformados. Si doy vuelta el papel, ver izarse mi bandera me eriza la piel y me genera orgullo, así que es algo único que puede experimentarse acá”.

Escrito por: Carlos Ramírez Salazar.

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