EN BUSCA DE LA GLORIA
El silencio apenas se rompe con una avioneta despegando. Hay tensión en el Centro de Tiro con Arco de Peñalolén. Ya se disputaron las semifinales femeninas del arco recurvo individual y todos saben quién viene: Ricardo Soto (24), quien busca el paso a la final contra el estadounidense Jackson Mirich. La grada lo hace notar.
Retumba el piso como si iniciara una batalla en un murallón antiguo y se escucha un grito fuerte: “¡Vamos Ricardo, vamos hijo!”. David Soto Pineda (59), su padre, está en las tribunas al lado de David Soto Pedraza (29), el mayor de los hermanos. La semifinal masculina es intensa y por algunos detalles, Ricardo pierde por 6-2 en sets, marcador un tanto engañoso. Apenas algunas flechas fueron decisivas para no llevar al norteamericano al límite.
Su papá dice que la familia ha llegado en oleadas desde Arica, de donde son oriundos. A pesar de su derrota que lo deja fuera de la lucha por el oro, el ánimo no decae. “Es emocionante, desde chico que lo hemos acompañado, lo hemos apoyado fuera y dentro de la cancha, así que es una gran emoción verlo competir en estas instancias. En Río 2016 fue igual con harto apoyo de barra, también estuvimos en Lima 2019, no podía ser distinto acá en Santiago como locales”, dice.
David Soto Pineda viajó desde Arica junto a su familia para ver a su hijo Ricardo en las finales del tiro con arco recurvo individual (Foto: Vicente Vásquez / Santiago 2023).
Ricardo comenzó en el tiro con arco gracias a sus hermanos David y Pedro. “Como él se quedaba en la casa, también empezó a sentir las ganas de acompañarnos, ahí se integró y tenía grandes habilidades, sus destrezas eran naturales, por eso lo vemos en estas instancias. Tiene hartas medallas y copas. Es una historia bien larga de alegrías, emociones y tristezas, no siempre se gana”, agrega Soto Pineda.
Por su parte, Soto Pedraza, que entrenó por varios años a su hermano menor, comenta que vivir con la tensión propia de la disciplina en cada flecha “se ha vuelto una costumbre, pero siempre es emocionante eso de que va a hacer la 'x', la línea, un pequeño margen de distancia el cual define quién gana y quién pierde. Somos una archery family, estamos orgullosos de Ricardo”. Por último, antes del momento decisivo, añade: “La esperanza es una medallita y todas las mejoras vibras posibles, todos tenemos que tener el corazón y la pasión bien en alto”.
LA ÚLTIMA FLECHA
Se sienten los nervios y la tensión. Ricardo y el estadounidense Brady Ellison no se dan tregua. Al tercer set, están igualados 3-3 en el marcador. Es decir, cada arquero se llevó una manga y empataron en la otra. “¡Firme Ricardo, ahora es el momento!”, le gritan desde las gradas. El cuarto set es una locura, el chileno hace un triple diez -la puntuación máxima- y queda 5-3 arriba.
Llegó la última flecha. El rival tiró primero y obliga a Ricardo a empatar para mantener la distancia en el puntaje y quedarse con la medalla de bronce. ¿Qué puntuación necesita? Otro diez. Con el temple que lo caracteriza, logra la ‘x’, que es el mejor tiro posible y el público explota. Se abraza efusivamente con el venezolano Junior Bolaños, coach con el que trabaja cuando compite en Santiago.
El abrazo entre el arquero y el coach fue tan expresivo que con su gesto se les cayó el telescopio monocular (Foto: Photosport).
Con la emoción de lograr una medalla en el arco recurvo individual en unos Juegos Panamericanos, algo que Chile no conseguía desde Winnipeg 1999 con la plata de Denisse Van Lamoen, Ricardo habla sobre tener a su familia presente y el público apoyándolo: “Estamos todos acá metidos, en familia. Somos de Arica y tuvimos que viajar, no es menor, así que les mando un saludo, un abrazo y el agradecimiento. Hay hartas caras que conozco, los he visto todos los días haciéndome barra. Esta medalla es la culminación de un año bien complejo, agradezco al Club de Golf que nos acogió, hizo una cancha de tiro y nos permitió entrenar en el desierto”.
Su madre, Angélica Pedraza (56), vio el triunfo desde otra perspectiva. Es jueza nacional de la disciplina desde 2011 y a nivel internacional en los últimos cuatro años. “Ricardo ha hecho un trabajo muy disciplinado, él es estudiante de cuarto año de Enfermería en la Universidad Santo Tomás, va al día y tiene notas de excelencia. Incluso este año rechazó algunas competencias internacionales en pro de mantener este equilibrio, cosa de llegar bien a los Panamericanos”, menciona. Sobre la flecha final que le dio el bronce, narra: “Fue un suplicio, como juez del evento debo ser imparcial y no podía manifestar ninguna emoción. Yo sabía que podía, pero sufrí harto, estoy contenta y ya me lo lloré todo”.
En orden, de izquierda a derecha: Angélica Pedraza, Ricardo Soto y Ariadna Esquella (Foto: Vicente Vásquez / Santiago 2023).
Otro de los emotivos abrazos que dio Ricardo fue con su polola, Ariadna Esquella (22), a quien ha entrenado y debutó en Santiago 2023 logrando su mejor marca personal. Mientras entrenaba a un costado de la competencia, ella lo acompañaba sacando sus flechas y le daba ánimos, le recordaba todo lo que había conseguido. “Siento mucho orgullo y felicidad, porque trabajamos los dos juntos y solos en Arica, llegar acá y sacar medalla es lo máximo”, asegura, con sus ojos brillosos que tratan de contener la emoción.
Escrito por: Vicente Vásquez Feres.
Foto principal: Photosport.
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