En ciertos momentos, pareciera que el tatami tiembla cuando Valentina Toro (23) sale a combatir. Su familia y amigos acudieron en masa para armar el ambiente en el Centro de Deportes de Contacto. También llegaron los hinchas y fanáticos, esperanzados en su desempeño durante la jornada. Los Juegos Panamericanos poco a poco van bajando el telón, pero la karateca recién está en su obertura.
Hay personas en las tribunas que la conocen hace tantos años, que cuesta dimensionar lo lejos que ha llegado. Valentina Chávez y Anaís Tabach, ambas de 23 años de edad, estudiaron junto a ella desde kinder en el Colegio Santa Isabel, ubicado en la comuna de Santiago y a 2,5 kilómetros del recinto deportivo que la ve debutar.
“La Vale siempre ha sido muy ágil desde chiquitita, tiene una personalidad única”, describe Chávez, estudiante de Fonoaudiología. Tabach agrega: “Siempre ha sido como la ven. Muy natural, cercana, cariñosa, moviéndose para todos lados”. Recuerdan que su compañera de curso y amiga empezó a practicar el deporte en primero básico, siempre acompañada de su papá.
Valentina Toro compitiendo en el tatami frente a la paraguaya Yeninfer Servin (Foto: Photosport).
Fue en esa época, a los seis años, que vieron sus primeras competencias. “Nos despertábamos temprano para poder verla, a veces ni siquiera alcanzábamos. Eran tan prolongadas las jornadas que cuando chico uno se aburre y no entiende. Comprender el mundo de la Vale y ahora verla así, es un orgullo para nosotras”, relata Anaís.
Ambas definen a Toro como una persona “multifacética y demasiado inquieta”. Así lo ejemplifican: “Entrenaba demasiado, siempre le ha gustado el deporte o hacer una actividad física, porque en el colegio habían talleres y siempre se inscribía en todo: cheerleader, baile, canto”, explica Chávez, mientras ríe.
Conforme fue pasando el tiempo, la vieron crecer deportivamente. “Cuando chicas, la Vale no nos pegaba tanto (dice, riéndose), no era de andar haciendo karate, sí nos mostraba lo que iba aprendiendo, las patadas, ver quién llegaba más alto”, comenta Tabach, estudiante de Publicidad. En sus memorias, quedó retenida la impresionante cantidad de medallas que tenía en su casa cuando la visitaban. Además, su exigente rutina: entrenaba a las cinco de la mañana en su etapa escolar, se bañaba e iba a la escuela.
Una pequeña y tierna fanática de la karateca apoyándola en las gradas (Foto: Vicente Vásquez / Santiago 2023).
En su fase profesional, es la primera vez que pueden verla competir en vivo. Tabach menciona: “Siempre ha puesto el deporte primero, está en el peak de su carrera y lo tiene que aprovechar. Todos los frutos que estamos viendo ahora, son de sus esfuerzos de toda la vida”. Actualmente, Toro destina por lo menos unas seis horas al día de entrenamiento.
La jornada fue intensa. Después de aguerridos combates, Toro ganó la medalla de oro en karate kumite en la categoría -55 kilos. Venció de forma contundente por 8-0 a la cubana Baurelys Torres. “Me siento demasiado orgullosa de la Vale, saber que está aquí representando a Chile, ella lo quería y le ha costado mucho”, dice Chávez. Anaís cierra: “Es muy emocionante saber que una de nosotras está brillando y es reconocida nacional y mundialmente”.
Escrito y foto principal por: Vicente Vásquez Feres.
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