El calor apenas comienza a atenuarse. Las miradas de las miles de personas que llegaron al Centro Deportivo de Hockey Césped se concentran en el cielo. No hay nubes y corre una pequeña brisa. Primero se ven como hormigas, luego la apertura de su paracaídas y el humo colorido inspirado en la bandera chilena. Son el suboficial Juan Castañeda (51) y los sargentos segundos Mario Oróstica (40) y Kenneth Gotschlich (37), integrantes de la Escuadrilla de Paracaidismo Boinas Azules. Como si manejaran el viento a su antojo, aterrizan uno por uno de forma elegante en la cancha.

Su presencia es importante para la gran final masculina entre el anfitrión de los Juegos y Argentina. Traen la pelota con que se iniciará el encuentro y una bandera de Santiago 2023. Reciben una ovación y al salir del terreno de juego coinciden en que fue una ejecución perfecta. “El tiempo estaba bastante favorable, no corría mucho viento del exterior, a diferencia de arriba, que es lo que compensa un poco la temperatura al momento que uno va descendiendo”, describe Oróstica.

Gotschlich no puede esconder su emoción de lo que acaban de lograr. “Para nosotros es un honor poder ser de ayuda a toda la organización. Nos hemos estado preparando durante varios meses para estas presentaciones”, comenta. Castañeda explica que, además de ser aviadores, son deportistas, entonces para ellos “es muy importante cooperar con todo este tipo de actividades. Nos motiva ver cómo la gente viene a acompañar al deportista, se entusiasma, lo sigue por televisión y eso es importante para el país. Necesitamos que más jóvenes se preocupen de hacer deporte, tenemos que crear una conciencia deportiva y así tener más campeones para Chile”, agrega.

Las condiciones del tiempo estuvieron perfectas para los paracaidistas, lo que significó un aterrizaje seguro (Foto: Sergio Maureira / Santiago 2023).

La vista de casi todos era la misma: de abajo hacia arriba. Pero, ¿cómo lo veían ellos desde la altura? “Dimos varias vueltas en helicóptero para ver la zona, se notaba una buena cantidad de personas en el público, pero no se sabe realmente hasta que uno llega y empieza a sentir la ovación de la gente cuando aterriza. Eso le da un poco de presión y emoción extra a nuestra disciplina, que queremos con tanto cariño”, añade Gotschlich.

Sin embargo, lanzarse desde el helicóptero Bell 412 a 1.500 metros sobre la tierra tiene sus ventajas, más allá de la zona de aterrizaje. “La panorámica que hay desde el cielo cuando uno va llegando… Es maravilloso poder ver el Estadio Nacional completo, la cancha principal está llenísima, es un agrado gigante. Participar en este evento ha sido uno de los más importantes en toda mi carrera”, comenta Oróstica.

Escrito por Vicente Vásquez Feres.
Foto principal: Sergio Maureira / Santiago 2023.

 

 

 

 

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