Mientras la euforia de Tomás Pablo Mondino, Bautista Diamante y Franco Florio se seguía desbordando, Juan Ignacio Ciampitti se dio dos segundos para mirar al cielo y lanzar un beso, saludando, eventualmente, a alguien que ya no estaba con él en el plano terrenal.
“Me acordé de mi vieja que ya no está. La perdí cuando era muy chico, así que estuve rezándole para que me regalara esta medalla y vaya que me la regaló. Me emociono porque se extraña, me costó la infancia sin ella, pero acá estamos, como medallista panamericano”, admitió frente a nuestro micrófono.
Argentina pisó fuerte en la pista del Coliseo del Estadio Nacional, logrando, cómo no, un histórico tercer lugar en la posta 4x100 masculina, con un final de ensueño en que Franco Florio incluso arriesgó su integridad física. Primero ganar, después veremos fue la consigna.
“Este equipo es el ejemplo de la pasión de los argentinos. A estos chicos les agradezco porque tienen una garra infernal. Este (Tomás Pablo) tiene 18 años y es un talento increíble. Este otro (Bautista) tiene 20. Es el mejor equipo que me pudo tocar y este momento es lo mejor que me pasó en la vida”, narró, recuperando la euforia del triunfo.
De los cuatro, es el segundo más veterano, a pesar de haber cumplido recién 23 años hace menos de dos meses. De todos modos, Ciampitti desde el primer segundo en que pasó por nuestro lado, demostró dotes de líder para con sus compañeros de posta.
“Les dije tres veces que creyéramos en esta medalla. Lo hablamos. Les dije ‘vamos a ganar, vamos a ganar’. Teníamos por delante a Estados Unidos, a Jamaica y a otros monstruos, pero a este equipo no le importó nada. De esta imagen no me voy a olvidar nunca, así que miré al cielo y le agradecí a mi vieja”, cerró.
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