Si cobraran multas por sonreír, Adolfo Ford (65) tendría una deuda. Su voz es fuerte y segura, pero está llena de felicidad. Sigue “erizado” por el triunfo de su hijo Santiago en el decatlón de los Juegos, que emocionó a todo Chile tras dos días de ardua competencia. De primera, desde su casa en La Habana, hace dos agradecimientos: a Dios y al pueblo chileno.
“Nuestro hijo ha pasado por tanto para llegar allí y desarrollarse plenamente como deportista… Ustedes lo han visto, cómo ha sido el proceso desde que llegó, dónde tuvo que trabajar, cómo ha llevado su vida entrenando y cuidando a su hijo. Ha sido una gran victoria y una gran satisfacción, con mucha tensión aquí porque lo mirábamos por televisión. Se logró el objetivo y estamos muy contentos, su madre y yo, toda su familia acá en Cuba. Nadie lo conocía en Chile y hoy tiene más de 100 mil seguidores”, comenta Adolfo.
El padre del atleta más completo de Santiago 2023 no se perdió ninguna de las 10 pruebas. Como si tomara un micrófono en las casetas del coliseo del Parque Estadio Nacional, explica: “En los 100 metros corrió muy bien, aunque se quedó un poquito por debajo de su marca personal. En la bala, me sorprendió con los 14.02 que tiró, porque él nunca había llegado a 14 metros. El disco, fascinante, rompió su marca personal tres veces ahí mismo en la competencia. El salto de altura pensábamos que podía pasar los 2.05, pero bueno, falló en 2.07, no pudo mejorar”.
En esta transmisión no hay corte comercial, Adolfo continúa su análisis: “Es un éxito para nosotros, que él haya roto cuatro de sus marcas personales. Estuve muy nervioso en la pértiga -o garrocha-, pensé que no podía sobrepasar los 4.10 metros, sobrepasó los 4.20 y falló en los 4.30. En la jabalina, al ver con la ventaja que ganó en el disco, estábamos convencidos que el oro era suyo, ahí sacó la puntuación que le hacía falta para ser campeón. Ya los 1.500 metros era un puro trámite, lo cual se ratificó la victoria con su medalla de oro colgada al pecho”.
Al día siguiente de su victoria y bajo la lluvia, Santiago Ford recibió su medalla de oro (Foto: Photosport).
Según él, obtener la medalla de oro fue algo que “nadie lo esperaba, ni en Cuba ni en Chile. Hoy iba para el trabajo, aquí está lloviendo en La Habana. Dije: ‘No, no voy a ir al trabajo hoy, me voy a quedar en la casa' y pude ver la entrevista que le hicieron ahora, estoy muy por arriba -en el ánimo-. No tengo palabras para agradecer al pueblo chileno por todo lo que está haciendo por nuestro hijo, que estén tan contentos por su éxito”.
Julia Romero, su madre, añade de fondo: “Por el apoyo que le han brindado”. En los últimos días se han viralizado varios registros de Santiago vibrando junto al público con los icónicos “ceacheí”. “Pienso que esto no va a terminar ahí, la preparación para los Juegos Olímpicos de París 2024 es otro paso que hay que dar. La expectativa nuestra es seguir adelante, no quedarnos estancados”, agrega Adolfo.
LA HISTORIA DEL HIJO
¿Cómo llegó Santiago al atletismo? Mientras ríe por la anécdota, su papá, ingeniero mecánico que trabaja en la Unión de Ferrocarriles de Cuba, relata: “Desde niño fue muy inquieto e hiperactivo. Entonces, buscamos alguna alternativa para que él llegara cansado a la casa, ponerlo en algún deporte. Él primero intentó ser nadador y no pudo ser porque le tenía miedo al agua fría. Después se anotó en karate, no pudo ser porque se estaba convirtiendo en un muchachito muy agresivo. Lo sacamos y lo llevé entonces con una entrenadora de atletismo en la provincia de Matanzas, donde nosotros vivíamos. Ahí fueron sus primeros pasos”.
Con la guía del entrenador Lázaro Mena, tomó su camino deportivo. Así, se convirtió en un campeón en varias instancias: la pioneril nacional, la liga estudiantil de Cuba y la juvenil. También fue medallista de oro en tres ocasiones en los Juegos Escolares. Tras pasar esa etapa, comenzó su vida en el alto rendimiento del atletismo en la EPA Nacional.
Santiago Ford posa con la bandera de Chile tras ganar el decatlón de los Juegos (Foto: Photosport).
Adolfo y Julia son oriundos de Guantánamo, el otro extremo de la isla. Hace 30 años llegaron a la provincia de Matanzas y desde 2018 residen en la capital. “Esperamos verlo pronto, queremos verlo, tocarlo, besarlo, pellizcarlo, dormir juntos como lo hacíamos aquí en Cuba. Una unión familiar nos hace falta, aunque sea verlo por una semana. Es lo que necesitamos y yo pienso que él también lo necesita”, asegura el papá.
La conversación ha sido emotiva y llega el momento de cerrarla. “Santiago y nuestra hija Lizbeth son nuestro deseo de vivir. Si ellos están bien, nosotros también. Somos fielmente cubanos, pero también estamos orgullosos del pueblo de Chile y la Federación de Atletismo que lo acogió como un hijo ilustre más. Ahí está el resultado, es un atleta joven, tiene 26 años y le queda un futuro por delante: Juegos Olímpicos y otros Panamericanos. Ojalá puedan disfrutarlo y gozarlo como lo han hecho en estos días”, concluye Adolfo.
Escrito por: Vicente Vásquez Feres
Foto principal: Cedida.
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