Mientras arriba se vive una fiesta total con música, aplausos y alegría del público que llega en masa a disfrutar del boxeo, abajo se viven historias que sólo las y los protagonistas guardan.
Dicen que el cielo y el infierno están separados por tan sólo algunos metros. En el caso del boxeo, el cuadrilátero los reúne en dos esquinas, la roja y la azul. El campanazo lleva a sus deportistas a vivir la gloria o el fracaso.
Todo pasa en las salas de entrenamiento y calentamiento, ubicadas "secretamente" en un subterráneo, y justo abajo del cuadrilátero. Aquí sólo pueden ingresar los boxeadores, coach y equipos médicos.
Al interior de esta zona también hay dos pequeñas salas: una roja y otra azul, dónde los pugilistas junto a su equipo se preparan antes de ascender al ring y sentir el aliento de la fanaticada.
Sala de entrenamiento de boxeo al interior del CEO. (Foto: Ignacio Espinosa, Santiago 2023)
Los pugilistas envuelven sus duros puños entre telas, algodones para acolchonar sus golpes y luego llevar sus manos para ser inspeccionadas y firmadas por dos personas que certifican que no contengan nada extraño.
Esta sala de entrenamiento se ubica a un costado de la de entrenamiento, como si fuesen hermanas. Concentra toda la tensión de los deportistas, por lo que debe estar siempre tranquila y sin intervenciones. Además, cuenta con un lounge que permite alimentarse y disfrutar con los demás rivales.
Por Ignacio Espinosa.
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