Cae la noche en Cerrillos y lo que sucede en la Villa se queda en la Villa

En el día los atletas se prenden con música electrónica, campeonatos de taca-taca y compras en la Zona Internacional, pero llega la noche y dan por terminada una jornada que sigue puertas adentro, con privacidad, pero sin el más mínimo escándalo.

Son pocos los atletas que se atreven a contar, incluso en off, cómo se pasa la noche en la Villa Panamericana, la ciudad deportiva de Santiago 2023 donde llegarán a dormir siete mil atletas de todo el continente.

Debido a que la mayoría de los deportistas alojados en Cerrillos evita conversar acerca de qué sucede cuando anochece, partiremos por lo más público: la "Athlete Zone", de Red Bull, donde basta darse una vuelta para constatar que a la hora del cierre, cerca de las 21.00 horas, los últimos en soltar las consolas de Play Station son los atletas caribeños. ¡Cómo les gusta el FIFA 23 a los dominicanos y a los boricuas!

Los últimos atardeceres y noches en Cerrillos han sido fríos, con mucho viento y hasta garúa, por lo que el grueso de los deportistas acude al comedor de atletas apenas lo abren: a las 19.00 horas. Después, algunos caminan por la Zona Internacional o se juntan en las terrazas de sus respectivas torres, donde se entregan a la conversación antes de irse a la cama.

El comedor de atletas funciona hasta la medianoche, pero los últimos platos se sirven a las 23.00 horas, cuando la Villa Panamericana ya está convertida en una ciudad fantasma, con muy poco personal dando vueltas. Entre los que se mantienen activos destacan los guardias privados y funcionarios de Carabineros que de noche siguen vigilando las 6,4 hectáreas donde funciona la Villa Panamericana.

"El comportamiento de los atletas ha sido excelente, nada de ruidos molestos, ni alborotos o música a todo volumen", señala el comisario de la 74a. Comisaría Juegos Panamericanos y Parapanamericanos, Nibaldo Sánchez Cabrera.

El oficial agrega que durante el turno nocturno, entre las 22.00 y 08.00 horas, la vigilancia continúa a cargo de funcionarios en bicicletas y ecomotos de tres ruedas.


Los colores de la Villa por la noche (Foto: Santiago 2023).

Lo mismo ocurre en el Transport Mall, la zona de embarques y arribos de la Villa donde sólo pueden ingresar atletas, Para atletas y oficiales técnicos. Allí, en la noche, el trabajo de los guardias privados tampoco se detiene, pues rotan turnos 24/7, igual que en la entrada, donde los detectores de metales y escáneres siguen activos bajo las estrellas.

En la zona de las 17 torres donde conviven los deportistas sólo se escuchan risas y nada más. No tienen televisores en sus habitaciones. Ya pasadas las 22.00 horas las luces comienzan a apagarse. Todo queda en silencio. Sólo se sienten los motores de los generadores eléctricos que alumbran calles y áreas verdes.

Anoche, las primeras luces empezaron a apagarse en las torres de México, Cuba, Canadá y Colombia -"mañana tenemos competencia", avisa una ciclista colombiana-, mientras que los últimos en cerrar las cortinas fueron los argentinos y uruguayos que comparten el mismo edificio, el O, en el Barrio Aire.

Algunos atletas y guardias que optan por mantener el anonimato, coinciden en que en la Villa no hay libertinaje ni nada por el estilo y que si hay sexo ocurre puertas adentro. "Acá cada uno tiene su privacidad, su vida propia", nos dice un atleta transandino.

En la noche, los deportistas no deben cumplir horarios, pueden salir y entrar al complejo a la hora que deseen, y pese a ello no se ven grupos ni menos peleas, tampoco besos ni arrumacos en público. De ahí en más todo es parte del secreto de la noche, porque no hay que olvidar que lo que sucede en la Villa se queda en la Villa.


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